De repente, el sol comenzó a despuntar y alguien dijo "esto es una premonición"...
Todo empezó a las 2.00 del sábado, un autobús nos recogía en la estación de autobuses y subíamos cargados de ilusión pero conscientes de la dificultad del partido y de que las posibilidades estaban al 50%...aeropuerto del Altet y, el chárter nos dejaría en Gatwick-London para estar a las 10.00 en Trafalgar Square, centro neurálgico de la capital inglesa. Las banderas blaugranas invadían la National Gallery y el monumento al Almirante Nelson. Comenzamos con una pinta de cerveza en Silver Cross...a la primera le siguieron la segunda y la tercera y, al final, decidimos comer allí ante la imposibilidad de encontrar plaza en ningún otro lado...
Nos aireamos paseando por las inmediaciones de Buckingham Palace y Picadilly Circus pasando por las narices de los hooligans del Manchester e intentando superar sus cánticos con resultado negativo... intentaríamos ganarles de otra forma, jugando a fútbol en la cuna de ese deporte, el remozado Wembley, una maravilla de la arquitectura deportiva la cual invito a conocer.
Hora y media antes del comienzo de la final entramos en el campo y, la grada explotó justo con la salida de Víctor Valdés y con su saludo hacia nosotros. Esta explosión empequeñecería minutos más tarde con la aparición de los diez titulares restantes. Sorpresa en la alineación, Puyol no jugaba y su puesto lo ocuparía Mascherano, en un momento de forma extraordinario. Cuando el húngaro Kassai pitó el comienzo, ambas aficiones rugieron...la suerte estaba echada.
Tras unos inicios dubitativos propiciados por la presión asfixiante de un Manchester que buscaba la venganza de Roma, el Barça cogió la manija del partido y los pequeños -incluyendo esta vez a Pedro y Villa y al no tan pequeño Busquets- comenzaron a acelerar la circulación del balón propiciando que los diablos rojos persiguieran sombras...
El profesor Xavi asistió a Pedro, quien tras control orientado, bate a Van der Sar (triste despedida la suya) y coloca el 1-0 en el marcador. El Barça, crecido a la vez que despistado, juega con fuego y en un saque de banda, el Manchester roba un balón y tras una pared Giggs-Rooney, el campeón inglés logra el empate momentáneo...tocaba sudar para ganar.
El equipo blaugrana jadeado por sus seguidores continuó a la suya, capitaneado por la "Pulga", ese jugador que a buen seguro ganará su tercer Balón de Oro sin apenas despeinarse, ese pequeñajo que tanto nos hace soñar y disfrutar, ese jugador al que la historia ya le hizo un hueco allá en su Rosario natal. Las ocasiones se sucedieron pero, el marcador permaneció inamovible al descanso.
Lo que iba a suceder en la segunda parte ya todos lo sabemos, un equipo ganador, manejador a su antojo del juego, del ritmo, de la circulación, del tempo de partido...lo nunca visto. Los goles de Messi y de Villa redondearon un marcador 3-1 que a todas luces pareció corto. La cuarta orejona (la tercera en los últimos seis años) ya vestía con cintas blaugranas y, el éxtasis llegó cuando, tras hacer el pasillo al derrotado equipo rival y subir los escalones hacia la tribuna, Xavi y Puyol, cedían el brazalete cuatribarrado a Abidal, que levantó orgulloso esa Copa que personifica el triunfo de un conjunto, de una filosofía, de un grupo de amigos nacidos para hacer felices a muchas personas e infelices a otras, comandados por una figura casi ya histórica, Pep Guardiola, el maestro, el filósofo, el hombre tranquilo, el forjador de este equipo de leyenda...
Y yo amigos, tuve el privilegio de asistir...os tuve en mi cabeza a todos, Braulio, Salva, Fabio, Jon, a todos esos barcelonistas que tan malas épocas pasábamos y que ahora podemos decir bien alto y con orgullo "somos los mejores"...estoy seguro de que mis lágrimas también fueron las vuestras...Força Barça !!!!
Antonio Fco. López Beltrán (Ant the Man)