Se acabó lo que se daba. Fin de curso y el multimillonario Betis que anduvo haciendo el canelo todo el año, baja al infierno. Habrá que hablar mucho de ese enorme club, que es el sexto que recibe más pinchazos de ppv, bastante por encima de su vecino Sevilla. Además tiene lo más importante, el respaldo de 42 mil socios que año tras año respaldan con la renovación del pase un sentimiento que es difícil de describir, porque el beticismo es ilustremente famoso y popular. Así van ya varios años, y el cántaro se rompió en la fuente. Este año, el Betis gastó 35 millones de euros, casi nada, y el resultado es el descenso de categoria. Todas las culpas recaerán una vez más en el de siempre, el infame Lopera. De nada sirve una plantilla millonaria, con mayoría de internacionales entre sus jugadores, al final pasa lo que pasa si todo tiene que depender de una sóla persona, enemistada con ex entrenadores y ex jugadores, por algo será.
El milagro sí tuvo lugar en Gijón y Pamplona, que durante la tarde se pasaron de mano en mano la plaza de descenso, y también se salvó el Getafe de Míchel, con un más que probable de revisión coronaria que tendrá que pasar Casquero, el héroe que a punto estuvo de ser condenado por aquel penalti fallado en el Bernabéu.
Felicito a los sportinguistas asiduos a esta casa, probablemente los más abundantes junto a culés, del mismo modo que confieso la alegría intratable que me da que Gijón siga siendo de primera, por su gente, por Quini, por Preciado y por su historia, me ha producido una desazón negativa sorpresa el descenso del Real Betis. Ojo cómo transcurre la noche en Sevilla porque puede ser larga y sangrienta, en Heliópolis y en la calle Jabugo, retiro espiritual del dueño de la infamia, Ruiz de Lopera.
El milagro sí tuvo lugar en Gijón y Pamplona, que durante la tarde se pasaron de mano en mano la plaza de descenso, y también se salvó el Getafe de Míchel, con un más que probable de revisión coronaria que tendrá que pasar Casquero, el héroe que a punto estuvo de ser condenado por aquel penalti fallado en el Bernabéu.
Felicito a los sportinguistas asiduos a esta casa, probablemente los más abundantes junto a culés, del mismo modo que confieso la alegría intratable que me da que Gijón siga siendo de primera, por su gente, por Quini, por Preciado y por su historia, me ha producido una desazón negativa sorpresa el descenso del Real Betis. Ojo cómo transcurre la noche en Sevilla porque puede ser larga y sangrienta, en Heliópolis y en la calle Jabugo, retiro espiritual del dueño de la infamia, Ruiz de Lopera.