domingo, 31 de mayo de 2009

Betis a segunda división



Se acabó lo que se daba. Fin de curso y el multimillonario Betis que anduvo haciendo el canelo todo el año, baja al infierno. Habrá que hablar mucho de ese enorme club, que es el sexto que recibe más pinchazos de ppv, bastante por encima de su vecino Sevilla. Además tiene lo más importante, el respaldo de 42 mil socios que año tras año respaldan con la renovación del pase un sentimiento que es difícil de describir, porque el beticismo es ilustremente famoso y popular. Así van ya varios años, y el cántaro se rompió en la fuente. Este año, el Betis gastó 35 millones de euros, casi nada, y el resultado es el descenso de categoria. Todas las culpas recaerán una vez más en el de siempre, el infame Lopera. De nada sirve una plantilla millonaria, con mayoría de internacionales entre sus jugadores, al final pasa lo que pasa si todo tiene que depender de una sóla persona, enemistada con ex entrenadores y ex jugadores, por algo será.
El milagro sí tuvo lugar en Gijón y Pamplona, que durante la tarde se pasaron de mano en mano la plaza de descenso, y también se salvó el Getafe de Míchel, con un más que probable de revisión coronaria que tendrá que pasar Casquero, el héroe que a punto estuvo de ser condenado por aquel penalti fallado en el Bernabéu.
Felicito a los sportinguistas asiduos a esta casa, probablemente los más abundantes junto a culés, del mismo modo que confieso la alegría intratable que me da que Gijón siga siendo de primera, por su gente, por Quini, por Preciado y por su historia, me ha producido una desazón negativa sorpresa el descenso del Real Betis. Ojo cómo transcurre la noche en Sevilla porque puede ser larga y sangrienta, en Heliópolis y en la calle Jabugo, retiro espiritual del dueño de la infamia, Ruiz de Lopera.

jueves, 28 de mayo de 2009

Y se seguirá hablando de ellos...


...cuando hayamos muerto. Así se cuentan las gestas, de generación en generación. Dentro de un siglo, quizá nuestros nietos contarán a sus hijos lo que nosotros les contaremos dentro de poco. El Manchester consiguió empatar con Aníbal, llegó hasta las colinas de Roma, pero fue derrotado a las puertas del paraíso. El Olímpico romano fue la Capua cartaginesa, no bastaron los elefantes ingleses, ni la desesperación de sus estrellas, no había lugar. Frente a la centuria culé del general Guardiola no hay opción, el tikitaka de los pequeños, el compromiso del hermano Samuel, la solvencia en finales del consagrado Valdés, o la erupción de Piquenbauer son demasiado demoledores para quien se ponga delante. Es el mejor equipo del año de la historia, de eso nadie duda, y contener su humildad será vital para marcar un reinado en el planeta de cuero. Ese reto es el que llevará a Guardiola al imperio de los venerados inmortales y estará para siempre en la mitología futbolera.

martes, 26 de mayo de 2009

La revancha del 91

Aquella Recopa de Rotterdam marcó mi época en el internado. Ese año fui desterrado al sur de España a una especie de colegio, por llamarlo de alguna manera, de la que sin embargo guardo un imborrable recuerdo, Campillos era mi castillo, aislado de todo, con estudio obligatorio y toque de queda a las 22.20 de la noche, donde se cortaba todo suministro eléctrico. No había luz ni para ir al baño, los calefactores se desconectaban, y os aseguro que el invierno en la Serranía de Ronda es duro, y más en un internado de esa calaña. A lo que iba, la final de Rotterdam que el Manchester ganó al Barça la vi en una televisión a pilas, del tamaño de dos paquetes de tabaco, y por supuesto en blanco y negro, y al menos ocho cabezas queriéndose hacer hueco. Así vi ese partido, una castaña de Cruyff, de las suyas que a veces nos ofrecía, con Busquets padre en la portería y el yerno Angoy en el banquillo. Mi revancha no sólo es por la alusión a Busy padre/hijo, ni siquiera al resultado, del que sólo recuerdo ver del tamaño liliput a Mark Hugues marcar sin ángulo como aludía Schuster en el aterior post. Esta vez disfrutaré la final en "libertad", en mi casa, con un pantallón de televisor, cerveza...y a todo confort!. Esa es mi revancha primera, la segunda será beberme la Copa más grande si ganamos. Confieso que me he inundado de miedo, a esos diablos les tengo pánico, y a Ferggie más. El Barça nunca pasó con el Manchester en ninguna eliminatoria, pero la final es a sólo un asalto. La suerte está echada. Estamos a veinticuatro horas exactas del final del partido, ahora mismo firmo llegar a ese momento con la prórroga por delante, ufff creo que el día se me va a hacer eterno.
Quiero tener un recuerdo para aquellos hombres que se me hacían grandes en ese televisor de postguerra, en aquel Manchester dominaba Bryan Robson, era el jefe, Mark Hugues que pasó sin pena ni gloria por ca'n Barça, Dennis Irwin que jugó hasta la época Beckham y un jover gladiador que pegaba que daba gusto, Paul Ince. En aquel Barcelona, Cruyff alineó a Busquets, Nando, Ferrer, Koeman, Alesanco, Eusebio, Bakero, Goicoechea, Salinas, Laudrup y Beguiristáin. Y en el banquillo estaban Angoy, Soler, Serna, Herrera y Pinilla.

*Os dejo una viñeta de nuestro habitual Fakir Verdiblanco, otro héroe de aquella época de reformatorio docente.

lunes, 25 de mayo de 2009

Una vuelta al estadio Olímpico


Enric González

Es una gran final y, como suele decirse cuando no se sabe qué decir, puede pasar cualquier cosa. A no ser, claro está, que el escenario influya. Si el estadio Olímpico, con su pasado y sus fantasmas, tiene voz en el asunto, hay que esperar pelea y sufrimiento. El Olímpico recuerda la final de la Copa de Europa de 1984, que el Roma jugaba en casa frente al Liverpool y perdió en los penaltis: el lugar es experto en decepciones. Recuerda también la final del Mundial de 1990, lamás indigesta de todos los tiempos (Alemania, 1; Argentina, 0). Y, por supuesto, los clásicos tremebundos entre el Lazio y el Roma. Ha trasegado decenas de partidos de abordaje, cuchillo en boca y cuerpo a cuerpo. Tras un derby de 1971, el entonces director del Corriere dello Sport, Antonio Ghirelli, resumió en pocas y entusiásticas palabras el espíritu dominante: "Ha sido un gran derby: feo, raro, malparido, pero grande".

Habrá quien, ante los mármoles y las estatuas, invoque a los gladiadores. Seguro: "La final de los gladiadores". No nos equivoquemos: el Foro Itálico, que incluye el estadio, nació como ForoMussolini y sólo en los sueños fascistas tiene algo que ver con el antiguo imperio. Resultan lógicos, por tanto, la estética general, elmonolito dedicado a Mussolini y los mosaicos con la inscripción Duce, Duce, Duce. La evocación fascista liga con el pasado de los dos inquilinos habituales. Especialmente, contra lo que habitualmente se supone, con el del Roma. Nadie es responsable de su nacimiento, pero el Roma fue el resultado de una orden de Mussolini.

El dictador, que procedía del norte, se esforzó en equilibrar el país mejorando el nivel del sur: saneó los territorios pantanosos, impulsó la agricultura y mejoró los ferrocarriles. Fallaba el fútbol: Roma, capital del imperio que soñaba el Duce, no ganaba ni a tiros. La SS Lazio, una sociedad fundada en 1900 por un grupo de burgueses entusiasmados por los ideales olímpicos (de ahí, los colores blanco y azul celeste, los de la bandera griega), se veía incapaz de competir con los equipos de Turín, Milán o Bolonia. ¿Solución? Fusionar a todos los equipos que jugaban en Roma. El Lazio, respaldado por un jerarca del régimen, se negó. Y de la unión de todos los demás, empezando por la Ginnastica Roma, en 1927 surgió la AC Roma. De ahí surgió también lamala fama del Lazio, acusado de orgullo e insolidaridad por negarse a fundirse con el resto.

Poco a poco, la propaganda romanista creó el estereotipo del laziale ajeno a la ciudad, procedente de los suburbios o de los pueblos de la provincia. Y empezó a apodar burini, catetos, a los aficionados blancocelestes. Como se ve, la mala sangre entre romanistas y laziales viene desde siempre. En pocas ciudades se viven los clásicos con el encono de Roma. Cuesta pensar que toda esa bilis no se haya filtrado, año tras año, en las piedras del estadio. La bilis y también las lágrimas porque no es raro salir llorando del Olímpico: basta con acudir a un derby, o a un Roma-Nápoles, o a un Lazio-Livorno, o a un Roma-Juventus.

Lo más normal, tras esos partidos, es que un sector del público remate la jornada atacando a la policía y que la policía responda con gases lacrimógenos. De ahí, lo de salir con llanto. Ocurrirá otra vez el miércoles. No por los gases, esperemos, sino por el orden natural de las cosas: conviene recordar que las finales están hechas para llevar hasta el éxtasis a la mitad de los espectadores y para dejar hecha polvo a la otra mitad.

viernes, 22 de mayo de 2009

Qué fue de... Bogarde

cadenaSER.com

Winston Bogarde (22 de octubre de 1970, Surinam) inició su carrera profesional en el SVV holandés, jugó después en el Excelsior Rotterdam y fichó por el Ajax en 1994. Con el conjunto 'ajacied' se alzó campeón de Europa en 1995. Los 'orange', dirigidos por Louis Van Gaal, ganaron en la final al Milán por 1-0, aunque Bogarde no jugó ni un solo minuto de aquel partido. Un año después, los holandeses repitieron en la final. Y de nuevo un rival italiano, la Juventus. En esta ocasión Bogarde fue titular y disputó todo el partido y la prórroga. El empate a uno obligó a decidir el campeón por la suerte de los penaltis. Los italianos estuvieron más afortunados y se llevaron el cetro europeo. Y comenzó la desbandada en el Ajax. Reiziger y Davids se marcharon al Milan. El desmantelamiento siguió imparable en 1997. Van Gaal se fue al Barça, Overmars al Arsenal y Kluivert y Bogarde ficharon por el Milan.

El paso de Bogarde por la 'squadra' milanista, entonces dirigida por Fabio Capello, fue efímera. Disputó sólo 28 minutos en tres partidos. En diciembre de 1997 se marchó al Barça. En el Milán no dejó ni muchos ni muy buenos recuerdos. El francés Desailly habló sobre él y el resto del clan de holandeses en el libro Capitaine. "La crisis se inició con Davids, Reiziger, Kluivert y Bogarde. "¿Kluivert? Un atacante muy potente, pero con mucho carácter. Davids, un centrocampista apodado Pitbull, pero que no destaca por su sentido de la comunicación... En cuanto a Reiziger y Bogarde, creo que fueron contratados sólo para satisfacer a los amigos. Resultado: los cuatro forman un clan y no entraron nunca en el molde milanés."

Protegido de Van Gaal

Su mala actuación en el Milan no impidió su fichaje por el Barça. Van Gaal se empeñó en repetir en Barcelona el éxito que consiguió años atrás en el Ajax y quería hacerlo con los mismos jugadores. Bogarde se convirtió en el primer refuerzo azulgrana en el mercado de invierno. El coste económico de la operación no fue confirmado por el club, aunque la cifra total, incluidos el traspaso y la ficha del jugador, rondaron los 800 millones. El presidente Josep Lluís Núñez definió a Bogarde en su presentación como un jugador que se adapta al "perfil del futbolista" que pidió el técnico para su proyecto de equipo. Tal cual, un capricho de Van Gaal.

Se estrenó en la jornada 16ª de Liga ante el Espanyol con un penalti sobre Esnaider y a partir de ahí se convirtió en un fijo en el once azulgrana. Nadal, Abelardo y Sergi fueron perdiendo minutos y el Barça se volvió más vulnerable. Hasta la llegada de Bogarde el conjunto azulgrana tenía una media de 1,2 goles recibidos por partido. Esa media se duplicó (2,4) con la participación del defensa holandés. Bogarde dijo en su defensa que todo futbolista requería un tiempo de adaptación. El tiempo pasó pero la adaptación nunca llegó.

Todo se agravó durante un entrenamiento con la selección holandesa en el Mundial de Francia 1998 en el que el defensa sufrió una grave lesión de tobillo. Bogarde decidió recuperarse en Holanda y los rumores de que pertenecía a una secta se sucedieron en los medios holandeses. "No tiene ningún sentido y no quiero hablar del tema. Y no quiero que se me pregunte nada sobre ello" manifestó el zaguero holandés en una de sus visitas a la Ciudad Condal para demostrar a los medios españoles que continuaba su recuperación. "Es muy importante que le filméis para que la gente le vea corriendo y compruebe que está en el Camp Nou" dijo Van Gaal a los periodistas en una de esas visitas del zaguero. Todo un show.

Criticado por aficionados y directivos culés

El público del Camp Nou le abucheó en multitud de ocasiones. "Me sorprende esta actitud porque el equipo está formado por 25 jugadores y el público debería apoyarlos a todos. Estoy decepcionado" declaró en una ocasión Van Gaal. Tampoco miembros de la directiva de Núñez dudaron en expresar su enfado con las numerosas desafortunadas actuaciones de Bogarde. En una de ellas, en octubre de 1999 el Barça encajó tres goles en diez minutos en el campo de Los Pajaritos y el directivo Jaume Sobrequés en una tertulia radiofónica manifestó: "¿Cómo puede ser que un hombre como Bogarde juegue en el Barça. Es un clamor. No sé si lo piensan 50.000 o dos millones de aficionados, pero no lo entiende nadie". Cuando se le preguntó a Van Gaal por tales declaraciones, el holandés manifestó: ¿Y por qué voy a perder la confianza en él? ¿Porque lo diga un directivo?".

A pesar de la insistencia de Van Gaal, no le quedó otra que rendirse ante la evidencia. En el primer partido de la liguilla de la Champions League de la temporada 1999/2000 que enfrentó al Barça y al AIK Solna sueco, el técnico holandés tuvo que sustituir a Bogarde en el minuto 26. El defensa era un auténtico coladero. Fue el último año de Bogarde en Can Barça.

En verano de 2000 Van Gaal se marchó y Serra Ferrer ocupó el banquillo azulgrana. Una de sus primeras peticiones fue que Bogarde dejara de ser jugador del Barcelona. El nuevo técnico explicó que consideraba que su presencia no era recomendable. El Barça estaba dispuesto incluso a indemnizar al jugador en caso de que no hubiese un club comprador. En aquellas apareció el Chelsea y Bogarde se marchó a la Premier.

En el Chelsea, once partidos en cuatro años

Gianluca Vialli, entrenador 'blue', nunca aceptó este fichaje. El técnico italiano fue cesado en la quinta jornada liguera. Su lugar en el banquillo londinense fue ocupado por otro italiano, Claudio Ranieri. Desde su llegada el ex entrenador del Atlético y Valencia entre otros quiso buscar una salida a Bogarde, pero él siempre se negó a marcharse, "lo que cobro aquí, no lo cobraré en ningún lado". En su biografía titulada Deze Neger Buigt Voor Niemand (This Negro Bows for No One) reconoció : "Con el contrato que tenía hubiese sido estúpido si me hubiese ido". El holandés, que jugó once partidos en cuatro años, cumplió su contrato íntegro en el Chelsea.

Bogarde anunció su retirada en noviembre de 2005 después de no concretar su fichaje por el Ajax de Ámsterdam tras unas semanas a prueba. El rocoso defensa holandés colgó las botas después de haber ganado una Champions League con el Ajax (1995) y jugar en las tres grandes Ligas europeas, en Italia (Milan), en España (Barcelona, consiguió dos Ligas, en 1995 y 1996) y en Inglaterra (Chelsea), además de vestir haber vestido la camiseta de Holanda en 20 ocasiones y disputado el Mundial de Francia 1998.

Actualmente dirige una empresa discográfica

Tras su retirada creó un sello de música urbana y participó en una programa de televisión especializado en póquer, Veronica Poker.

El objetivo de Bogarde ahora es ser entrenador. El pasado verano se sumó al Ajax en el marco de las clases prácticas obligatorias para conseguir la licencia. Sin embargo, Bogarde obtuvo el título a través de la Federación de Irlanda del Norte. "Quería que me expidieran la licencia en Holanda pero no me han admitido" declaró Bogarde.

martes, 19 de mayo de 2009

10 años del Depor campeón


Xornal de Galicia

"Cómo me voy a olvidar, de que el Deportivo ganó la Liga, como me voy a olvidar, si es lo mejor que me pasó en la vida...". Éste se ha convertido en el cántico más repetido en la última década por el sector más joven de la afición del Deportivo en Riazor, en especial, por los Riazor Blues. Y es que aunque los éxitos del Deportivo en los últimos años han sido muchos, como la consecución del título copero en el Bernabéu ante el Real Madrid el día del centenario blanco, o la épica remontada ante el Milan en la Champions, entre otros, el título de Liga que se conquistó hace hoy nueve años sigue siendo la mayor gesta lograda por el club a lo largo de su más que centenaria historia.

El 19 de mayo de 2000, en una ciudad vestida de blanquiazul y entregada al Deportivo, con un Riazor lleno hasta la bandera y una plantilla deseosa de pasar a la posteridad, se obró el milagro. Una victoria ante el Espanyol por 2-0, con un gol tempranero de Donato y otro de Makaay, permitía al Dépor convertirse en campeón de Liga. Solo ocho equipos lo habían logrado antes. Y todavía no hay un décimo campeón.

"Ganar la Liga con el Deportivo tenía el mérito añadido de hacerlo con un equipo que había desafiado a los grandes. El paso del tiempo hace que nos demos cuenta de la proeza que logramos aquel día", explica Javier Irureta, el entrenador de aquel Deportivo.

Seis años atrás, en 1994, A Coruña también había amanecido teñida de blanquiazul, también respiraba ilusión y también había un título de Liga en juego. En aquella ocasión, el cielo estaba oscuro, encapotado, como presagiando una tragedia que culminaría cuando Djukic erró una pena máxima que inundó de lágrimas la ciudad.

Sin embargo, aquel viernes, 19 de mayo de 2000, A Coruña se despertó festiva y soleada, convencida de que era el momento de que el fútbol hiciese justicia. "España nos debe una Liga", repetía el presidente Lendoiro. Aquella noche, el Dépor se cobró su deuda con la historia. "En las horas previas, el ambiente en la ciudad se parecía mucho al del 94 y no íbamos a permitir que la gente sufriese una nueva decepción", recuerda el capitán Fran. "El gol de Donato fue clave, porque llegó muy pronto. Sirvió para ahuyentar los fantasmas", añade.

Con el pitido final, llegó a Riazor la locura colectiva. El público invadió el césped y los jugadores, convertidos en héroes, fueron retirados del campo a hombros. La celebración duró toda la noche. Y es que una Liga bien valía una resaca. La fuente de Cuatro Caminos, a la que los campeones acudieron en un autobús descapotable, fue el epicentro de los festejos. Los jugadores, que se tiñeron de rubio, tuvieron después una cena en el Playa Club. "¿Dónde está el Rolex, Lendoiro dónde está el Rolex?", le cantaron al presidente reclamando un premio para su gesta. Y los festejos siguieron hasta el amanecer. "La semana anterior pudimos ser campeones en Santander, pero ahora me alegro. La fiesta tenía que ser en casa", sentencia Irureta. Y lo fue. La mayor que nunca ha habido en la historia de A Coruña.

sábado, 16 de mayo de 2009

Stop a la política en el deporte



Ahora que todo el país reflexiona sobre la pitada de la Final de Copa al himno español, cuelgo un artículo que me mandó Lebowski y que me parece muy oportuno.

El Celtic de Glasgow no lo ha dudado dos veces y ha expulsado de por vida de su estadio a un aficionado que mostró durante un partido una bandera irlandesa y en la que podía leerse las siglas de la banda terrorista del IRA (Irish Republican Army).
Yob Aaron, de 21 años, fue grabado por las cámaras del estadio en las gradas y el club decidió tomar medidas drásticas contra él. El propio aficionado se ha arrepentido del acto y ha intentado justificarse diciendo que estaba borracho y que no sabía lo que hacía.
En las Islas Británicas este hecho ha provocado un grandísimo revuelo ya que este aficionado tuvo una relación con la sobrina del actual entrenador del Celtic de Glasgow, Gordon Strachan, e incluso, según The Sun, se ha llegado a saber que el propio técnico facilitaba entradas a Yob Aaron para ir a presenciar los partidos.
El club escocés ya ha anunciado que no tolera este tipo de comportamientos en las gradas de su estadio y por este motivo ha decidido expulsar de por vida a uno de sus seguidores para que no vuelva a pisar nunca más Celtic Park.
Espero que en España tomemos nota y echemos de los estadios los que los utilizan para sus reivindicaciones políticas.

jueves, 14 de mayo de 2009

Pep Guardiola


Están a punto de transcurrir las primeras veinticuatro horas del repaso del Barça de Pep al Athletic en la final de Mestalla. Ahora es muy fácil ensalzar la pasión que le ha puesto a este Barcelona y el resultado que está dando. Para Pep son ahora todo elogios, pero quiero recordar que muchos, entre los que me encuentro, murmuramos el nombramiento de Guardiola como nuevo entrenador del Barça. Entonces creía que Pep era un inexperto que sólo había entrenado un año y en tercera división, que sería incapaz de gobernar ese vestuario resacoso de movidas pasadas y que la temporada sería un desastre. Que Guardiola no sería capaz de sacar partido a los ambiciosos fichajes con los que Laporta quiso tapar sus vergüenzas censuradas en moción popular, y también pensé que la aventura Guardiola era una nota glamurosa que se estrellaría sola. Casi un año después, me quito el sombrero ante En Josep Guardiola, como dicen los catalanes, y le reconozco mi agnóstico recibimiento a su nombramiento, y por favor, que el éxito no le engulla nunca, como le ocurrió a su maestro Johann Cruyff.

martes, 12 de mayo de 2009

Vamos de copas


Se viene la Copa de España, la Copa del Rey, o la Copa del Rey de España, como la queráis llamar. Pero no simplemente "la Copa" como parece que se denomina este trofeo en casa de los finalistas de este año, que son los equipos que más Copas han ganado. El Barcelona hace once años, y el Athletic veinticinco que no la ganan. El Barcelona llega más apretado, de todo, de éxito y de cansancio, con bajas muy importantes y el Athletic de Bilbao, que en teoría es muy inferior, ya salvó la liga y vive la final de Mestalla desde la ida de las semifinales, que ya les sirvió para eliminar al Sevilla y para preparar la moral, de un equipo humilde contra el todopoderoso. Sobre el papel es incomparable un equipo y otro, pero el momento en que llega la final puede marcar. El Barça tiene muchos frentes abiertos, y hace escasamente cuarenta y ocho horas pensaba en ganar la liga, mientras que el equipo bilbaíno ya dormía en la Calderona de Bétera preparando la finalísima. Caparros contra Guardiola, algo así como el cuchillo contra el lienzo, dos maneras diferentes de estudiar el fútbol que seguro que depara un partido vibrante. Si el Barcelona quiere ganar la Copa, mejor será que resuelva pronto porque si el Athletic alarga el partido hasta la prórroga tendrá todas las de ganar, pues el Barcelona está fundido.

lunes, 11 de mayo de 2009

Alirón frustrado, crónica de un viaje al Camp Nou



En los últimos días me he reencontrado con viejos amigos de infancia, varios ejemplos de una pandilla formidable que pronto cumplirá más o menos 25 años (Bridges para cuando la Gala?), el reencuentro con varios de ellos, los azulgranas que son mayoría, el set del Open del Bernabéu y el momento Iniesta, se tejió la idea de asistir al Camp Nou el día que podía campeonar el Barcelona. La estrategia estaba clara, hay que buscar un contacto en el Villarreal, que nos facilite entradas porque seguro que el Camp Nou se llena. Nuestro amigo Schuster se manejó muy bien en los despachos amarillos y consiguió tres entradas, 3, y gratis! No se piensa más, Schuster, Ant the Man y menda arrancamos el domingo con la mirada puesta en la autopista de Barcelona.

Tres horas después del despelote en el que avanzamos hacia el templo del fútbol, acojonados por los radares de los Mossos d'Esquadra que no te permiten pasar de 80 desde treita kilómetros antes de la Ciudad Condal, imaginaros el coñazo, todos los coches parecen eléctricos y programados para entrar ordenadamente en la ciudad inteligente que hizo Maragall, todos a la misma velocidad, los cuatro carriles. Total, que llegamos a Barcelona, aparcamos en la acera noble de la Diagonal y nos vamos raudos a comer a un bar que tuviese pantallón para ver la salida del gran premio de F1. Encontramos un buen sitio, estaban buenas las dos hamburguesas que nos zampamos Schuster y yo y vimos la carrera a la par de soportar a dos pesados que venían desde un pueblo de Toledo, que por el simple hecho de sentarnos en su mesa nos confundieron con parientes, y casi acabamos invitados en las fiestas de verano de tal lugar de la Mancha de cuyo nombre no me acuerdo. Gana Button en otra exibición de Brawn GP, y nos vamos hacia el estadio, aproximadamente tres horas antes.

Me quedo mirando gente pasar frente a la botiga oficial, porque mis compañeros de viaje, como son socios, entraron al Palau a ver un rato del Barça-Reus de hockey, y compartí banco con una señora que no hacía otra cosa que preguntar, en un catalán cerradísimo como el que se habla en la Cataluña profunda, que me costaba a veces entender. Yo quería dejar caer los párpados un rato, la señora me lo impedió.

Una hora antes del comienzo del partido entramos en Ca'n Barça, el coloso de los coliseos, y no hacemos ascos a la ubicación que nos toca, bajo el mástil de la bandera más alta del estadio, sí, muy cerquita del cielo. A caballo regalado... La alta situación de nuestro culo sí que nos dejó clarito desde el saque inicial, cómo la desgana del Barça, nos tendría con el ay hasta el final, como así fue. Parecía un partido de pretemporada, jugado a baja marcha, muy superior el equipo de Guardiola tocando y mareando, y encima las pocas veces que llegaron marcaron, pero el Villarreal era el típico perro que como la pelota caiga cerca de sus patitas se quedaría con la pelota y con tu mano. La historia ya os la sabéis, haciendo la ola pasamos del 3-1 que nos hacía campeones a que el Villarreal empatara en el descuento del partido, y con cara de gilipollas nos quedamos esperando a marieta, como cantaba Alberto Pérez. De vuelta a casa en plena madrugada, oíamos la radio y nos enteramos del sustazo de Iniesta, ese sí que fue un susto. Confieso que ya había entregado la Champions al Manchester Utd., la decepción del 3-3 y la lesión del blanquecino manchego me llenaron de pesimismo, quizá también porque cada vez que piso ese estadio me vienen recuerdos de muy niño. Afortunadamente parece que Iniesta estará para la batalla de Roma, pero advierto una cosa, el Barça está fundido, las últimas guerras han sido duras, y la temporada va para sesenta partidos en las piernas de esos jugadores. Veremos qué pasa en la final de Copa, pero si el Athletic lleva el partido hacia la próroga, el favorito para mi es el Athletic de Bilbao, como lo leéis.

jueves, 7 de mayo de 2009

Non plus ultra



Aquella noche del primer tercio del 92, Bakero se subió al olimpo culé con un testarazo en el último minuto que clasificaba al Barcelona para la final de Wembley. El Barça se libró en el Fritz Walter Stadion de Kaiserlautern en el último minuto, y la escapatoria fue el túnel por el que llegaron a la final de aquella Copa de Europa, la del olímpico año. Luego Koeman anotó en la historia de la mejor copa futbolera una rubrica en forma de cañonazo. Fue el summum del Dream Team de Cruyff. En aquellos tiempos compartía piso de estudiante con otros tres cafres de mi calaña. Teníamos un pequeño televisor de blanco y negro, que para cambiar de canal había que levantarse. La tarde del partido organizamos el dispositivo del hospital de campaña en el que se convirtió aquel piso de la calle Bachiller, que era la tribuna del campus de la Universidad de Valencia. Armamos la nevera de cervezas de bajo coste y muchos snacks. De aquel partido recuerdo casi una decena de cabezas alrededor de una tele de 14 pulgadas, y un salto a modo de mol de casi todos al unísono con aquel gol de Bakero. Después no recuerdo qué ocurrió, pero hoy Iniesta me lo ha recordado, he vuelto a vivir aquella historia diecisiete años después, otro Dream Team del Timonel de aquel equipo, que ahora es el entrenador, otra oportunidad de rivalizar contra el Manchester de Ferguson. El Barcelona es el desafiante, el mejor equipo contra el gran campeón, en la semana más gloriosa de la historia moderna del barcelonismo, la resaca del Open del Benabéu que un grupo de críos ha hecho que nos volvamos a sentir más jovenes, y ha sido en la misma Londres del 92.

lunes, 4 de mayo de 2009

El día que cambió la historia


Enric González


El 4 de mayo de 1949, hace hoy 60 años, cambió la historia del fútbol. No hablamos sólo del calcio, que se hundió en su noche más negra, sino de cualquier fútbol imaginable: ese 4 de mayo, a las 17.03, terminó un relato y comenzó otro. Si el trimotor Fiat que transportaba al mejor equipo del planeta, el Gran Torino, no se hubiera estrellado contra los cimientos de la basílica de Superga, a apenas 20 kilómetros de casa, es muy probable que no hubieran existido ni el maracanazo del Mundial de 1950 ni la posterior hegemonía brasileña. Tal vez Italia habría sido la primera selección tricampeona, con tres títulos consecutivos. Tal vez el Juventus de Turín sería hoy una institución menor, peleando en las divisiones inferiores. Tal vez desconociéramos la palabra catenaccio y el calcio simbolizara el fútbol ofensivo. Tal vez.

El Gran Torino nunca fue llamado Torino a secas. El principal club de Turín (la familia Agnelli no había adquirido aún el Juventus) proponía algo más que un fútbol maravillosamente ofensivo: encarnó, junto a los ciclistas Coppi y Bartali, el fin de la pesadilla del fascismo y la guerra. El presidente, Ferruccio Novo, ex jugador y ex entrenador, empezó a construir una formación legendaria en 1942, en plena guerra, con el fichaje de las dos estrellas del Venecia, Mazzola y Loik. Esa temporada, 1942-1943, ganó el scudetto. El campeonato, sin embargo, no se jugó la temporada siguiente. Italia se sumergió en una terrible mezcla de doble invasión (los aliados por el sur, los nazis por el norte), de guerra civil (fascistas contra partisanos) y de vacío de poder. No hubo competición hasta 1945. Para entonces, el Gran Torino ya era irresistible.

El equipo grana jugaba con una absoluta furia ofensiva. Había sido diseñado por el director técnico Ernst Ebstein, un húngaro de origen judío que, a causa de las leyes raciales, había tenido que trabajar en la clandestinidad y, pese a todo, acabó en un campo de concentración, del que pudo huir de forma casi milagrosa. Ebstein no quería defensas. De hecho, el Gran Torino jugaba con dos centrales muy técnicos, Ballarin y Maroso, y los cinco centrocampistas típicos del sistema inglés, dirigidos por Valentino Mazzola. Su leyenda se hizo sólida en la temporada 1947-1948 con 125 goles en 40 partidos. Hubo uno especialmente asombroso, contra el Roma. El equipo visitante, el Gran Torino, llegó al descanso perdiendo por 1-0. En el vestuario, los granas decidieron dar una lección a los romanos: volvieron al césped y marcaron siete tantos en 20 minutos. Ése era el Gran Torino de las cinco Ligas consecutivas.

Vittorio Pozzo, el seleccionador que ganó para Italia los Mundiales de 1934 y 1938 (con la inestimable ayuda de Mussolini y de los árbitros), había asesorado a Novo y Ebstein en su política de fichajes. Después de la guerra, montar una selección le resultó sencillo: ocho miembros del Gran Torino (Bacigalupo, Ballarin, Castigliano, Loik, Maroso, Mazzola, Menti y Rigamonti) eran titulares indiscutibles; en ocasiones, como en su victoria contra la mítica Hungría, la nazionale azzurra alineaba a diez jugadores granas. Italia se perfilaba como la gran favorita para el Mundial de 1950, en Brasil.

El 3 de mayo de 1949, el Gran Torino viajó a Lisboa para disputar un partido amistoso contra el Benfica. Mazzola, el gran capitán grana, había exigido participar en la despedida de su amigo Francisco Ferreira, capitán del equipo lisboeta y de la selección portuguesa. Tras el encuentro, concluido con victoria del Benfica por 4-3, la expedición embarcó en un avión rumbo a Barcelona. En Italia se habían quedado el presidente Novo, acatarrado, y un chavalín húngaro inmensamente triste porque el Gran Torino, tras varios partidos de prueba, había rechazado su fichaje. El chaval se llamaba Laszlo Kubala. Desde Barcelona, el Gran Torino siguió su viaje hacia Turín. El avión estaba a menos de cinco kilómetros del aeropuerto cuando, entre una espesa niebla, se estrelló contra la basílica de Superga, donde la familia real italiana enterraba a sus difuntos. Los 31 ocupantes del trimotor murieron en el acto.

Los funerales por el mejor equipo que ha visto Italia y uno de los mejores que ha visto el mundo congregaron a un millón de personas en Turín. En ese momento, a falta de cuatro jornadas, el Gran Torino llevaba cuatro puntos de ventaja al Inter. Los demás equipos decidieron alinear a los juveniles, como se vio obligado a hacer el Torino, el resto de la temporada. Ése fue el scudetto póstumo.

Sabemos lo que ocurrió después. Gianni Agnelli, el fundador de la Fiat, había comprado el Juventus en 1947 y aprovechó el inmenso vacío abierto en Superga para crear un equipo campeón. La temporada siguiente, la que había de convertirse en Vecchia Signora ganó el scudetto y empezó a forjar su propia historia. Ya era otro fútbol. El seleccionador Pozzo tuvo que viajar al Mundial de Brasil (en barco) con una alineación de circunstancias y un sistema ultradefensivo, que caracterizó al calcio en las décadas siguientes.

La historia de la tragedia tuvo un hermoso corolario en 1960. Sandrino Mazzola, el hijo de Valentino, que tenía seis años cuando murió el Gran Torino, acababa de fichar por el Inter. Era un chico de 18 años. Y le tocó enfrentarse al Real Madrid, campeón de Europa. Ganó el Madrid. Tras el partido, Puskas se acercó a Mazzola, le dio la mano y le dijo unas palabras: "Yo conocí a tu padre y jugué contra él. Creo que eres digno de ser su hijo". Mazzola, como es lógico, se echó a llorar.